Palacio Orellana – Pizarro

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Como tantas otras veces en la ciudad de Trujillo, nos vamos a topar con un monumento relacionado con la familia Pizarro. Esta vez nos alejaremos tan solo un poco de la Plaza Mayor. A través de un pasaje situado en el Ayuntamiento Viejo y que recibe el nombre de “Cañón de la Cárcel” accedemos a la antigua casa fuerte de Diego de Vargas, donde más tarde, Juan Pizarro Orellana transformaría el carácter militar del edificio en un palacete renacentista propio de la nobleza medieval del momento. No eran útiles ya en esta época las torres que, flanqueaban las casas fuertes de la zona y daban un aspecto defensivo, así que Isabel la Católica, en su paso por Trujillo mandó desmochar todas las torres de todas las casas fuertes y dar ese cambio señorial del que tanto se contagiaron muchos edificios de la ciudad.

Dos torres rectangulares con sus almenas desmochadas llaman nuestra atención. Específicamente la de la derecha, donde se encuentra un precioso balcón renacentista.
Si nos acercamos vemos la puerta principal dintelada cuyo friso fue decorado con formas de ramas de espino. Vemos también, el escudo de la familia entre florones. Si cruzamos la puerta de entrada nos dirigiremos a un magnífico patio cuadrado con 2 niveles. Tanto en el patio como en la puerta hemos podido observar el mismo tipo de balaustrada y la alternación de armas de los Pizarro y los Orellana.
Hoy en día y desde los años 50 el edificio está dedicado a la enseñanza y pertenece al Colegio del Sagrado Corazón

El Palacio tiene todo lo que un “buen” palacio debe tener: sus aljibes, su escalera de caracol, su estilo plateresco, sus famosos y cultivados huéspedes, como Miguel de Cervantes, que remarca su paso por Trujillo en su famosa obra “Los trabajos de Persiles y Sigismunda”.

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