Purmamarca y Cerro siete colores caricia para los ojos

cerro siete colores

 Cerro de los siete colores

El Pueblo de Purmamarca (en lengua aimara significa «Pueblo de la Tierra Virgen») esta circundado al norte por el río Purmamarca y en el sur por los cerros que forman la quebrada que lleva el mismo nombre. Esta pequeña población se constituye en una atracción especial dado que se encuentra ubicada en la base de los majestuosos cerros multicolores. Encontraremos construcciones pertenecientes al siglo XVII, lo que nos proporcionará una visión muy acertada del origen prehispánico.
El original trazado urbano se realizó en torno a su Iglesia principal de llamativo estilo
clásico de la quebrada. Esta antigua iglesia ha sido declarada Monumento Histórico Nacional y data de 1648, posee en su exterior muros de adobe y una carpintería de cardón en su interior, que es típica de la zona. Tiene una nave única y angosta, y dentro encontraremos interesantes imágenes y pinturas cuzqueñas del siglo XVIII lo que la transforma en un punto referente de historia y tradición dentro del Circuito de la Quebrada. Esta iglesia fue consagrada a Santa Rosa de Lima y detrás de ella se alza el notable cerro de los Siete Colores que hace las delicias de todos los visitantes que pasan por la ciudad.
Tiene una feria artesanal que funciona permanentemente y en la proximidad de la plaza los
vendedores locales muestran sus alfombras confeccionadas a mano, variadas tallas de maderas, indumentaria regional, hermosas vasijas y variedades de plantas medicinales.
La grandiosa Quebrada de Humahuaca, paradisíaco paraje de Argentina, declarado Patrimonio de
la Humanidad, es el eje de esta pintoresca área por la que corre el Río Grande. En toda la zona se destacan las casas por ser de adobe, amasadas de tierra y paja.
Persisten en la zona, costumbres prehispánicas importantes que vemos en las celebraciones
comunitarias donde participa todo el pueblo.Ejemplo de ello son las fiestas patronales: los misachicos, el culto devoto a los difuntos, los pesebres vivientes, la Semana Santa. También es muy importante el culto a la Pachamama y otros ritos anteriores a la colonización, se puede observar como conviven las apachetas indígenas con las iglesias coloniales por todo el área.
La música es una protagonista principal en esta zona, donde es ejecutada con instrumentos
propios como: sikuris, quena, caja, erque, erquencho y charango.
El carnaval, se desenvuelve en todos sus pasos, también con una activa participación
popular. La pequeña localidad adquiere importancia en la zona por el admirable paisaje montañoso y además por contar con infraestructura de alojamiento, gastronomía y excursiones. A continuación un video que nos dará una pequeña idea de la hermosura de la zona.

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