La Cumbrecita, perdida en el medio de Córdoba

Un paraíso perdido en las sierras cordobesas. Aire puro, belleza natural y sobre todo calidez humana. Luego de atravesar campos, pinares y pampas de altura, se levanta, en un rincón de la falda de las Sierras Grandes, una localidad de ensueños: La Cumbrecita. Para aquellos que quieran visitar esta hermosa localidad, deberán saber que La Cumbrecita es el único pueblo peatonal de la Argentina. Abarca un radio de 5 kilómetros alrededor del puente de ingreso que cruza el río del Medio y es el que divide a los departamentos Santa María y Calamuchita.

Tiene varios puntos altos este destino, pero entre los que sobresale es su hermosas variedad de flora natural y vegetación: pinos, nogales, acacias, espinillos, castañas, tabaquillos junto con el susurrar de los pájaros convierte a éste lugar en un verdadero oasis.

Se puede visitar tanto en invierno, donde sus frecuentes nevadas pintan el paisaje debido al clima templado continental característico de la alta montaña, como en verano donde se puede disfrutar no sólo de las largas caminatas por recovecos que llevan paso a paso a lugares envidiables por su belleza. Además, entre otros hermosos espacios, hay algunos paseos obligados. Estos son: Paseo Alto, Cementerio, Piedra del Indio, Castillo, Cerro Wank, Casas Viejas, La pampita y Cerro Cristal.

Un atractivo indiscutible es Peñón del Águila ofrece un sinnúmero de actividades que se complementan con este maravilloso paraje. Es una reserva preparada para disfrutar en familia o con amigos de jornadas verdaderamente increíbles.

La experiencia de adentrarse en la historia del lugar a través del Tren Adler Express, o de transitar por los senderos interpretativos, combina el conocimiento y el ocio en una relación por demás provechosa. Para los más osados, Peñón del Águila ofrece 5 tirolesas de 700mts de recorrido total a 40mts de altura, además de las plataformas construidas en los árboles para practicar arbolismo. Rapel y escalada por las tres cascadas a 20mts de altura culminando en la olla natural. Un lugar imperdible.

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