Aunque esa frase que adorna el título pueda sonar trillada y cursi, no hay mejor manera de definir a este edificio de una completa belleza y altamente impactante como lo es el Taj Mahal, en la India. Muchos dicen que este palacio es “poesía hecha arte”, y no están para nada equivocados, ya que esta sublime obra logra “enamorar” a cualquier alma.
Justamente hablamos de amor, ya que es el amor el creador de este mágico recinto: el palacio no es nada más ni nada menos que la ostentosa y espectacular morada final de la esposa del Emperador Sha Jahan .
La historia comienza cuando el Emperador conoció la trágica noticia de que el parto de su 13° hijo se había complicado, perdiendo así a su amada esposa, y sabiendo que desde ese momento no volvería a ser el mismo.
Recluido en Fuerte Rojo, en la orilla izquierda del Río Yamuna, por el resto de su vida, y dejando a cargo del Imperio a sus sucesores, Sha Jahan mandó a construir un imponente Mausoleo que serviría como lugar de reposo de su amada. Para la construcción de este maravilloso lugar se requirió el trabajo de los mejores constructores, y los mejores obreros, y se utilizaron las mejores piedras y joyas. De hecho, hasta se desvió el Río Yamuna para lograr que el Taj Mahal se espejara en el agua.
Casi dos décadas después de la muerte de su esposa, el palacio que mandó a construir Sha Jahan estuvo terminado, y de esta manera la mujer fue llevada a su recinto final; lugar en donde el propio Sha Jahan sería llevado luego de su muerte, para pasar la eternidad junto a su amada.
Esta triste historia de amor hace que la majestuosidad de este edificio sea aún más impactante, convirtiéndolo en uno de los lugares más visitados de la India.
